El uso diario de zapatos altos ocasiona diversos problemas en nuestros pies y piernas, los cuales pueden afectar nuestro bienestar
Dicen que para ser y lucir bella hay que ver estrellas; y una de esas calamidades que hay que pasar, son los tacones. Aunque son los mejores aliados a la hora de asistir a alguna celebración, en ocasiones son el enemigo perfecto. Sí, hacen que nos veamos mucho más esbeltas y elegantes, pero también hay que aceptar que nuestros pies sufren al llevarlos. Desde dolor en los tobillos, hasta esguinces, los zapatos de tacón alto son capaces de producirnos lesiones graves que no vienen escritas en el empaque, y que tampoco te dicen en la tienda a la hora de comprarlos.
Según los entrenadores oriundos de España, José Cano y Mario Peña, especialistas en este tipo de problemas, el cuerpo del ser humano no está diseñado para soportar los tacones durante largas jornadas.
Los mencionados especialistas afirman que al usarlos, automáticamente la distribución del peso corporal entre la zona delantera del pie, llamada metatarso, y el talón se modifica, provocando que el metatarso actúe en fuera de sus límites, es decir, soportando más carga de la natural. Esto no quiere decir que debes echar a la basura tus pares, al contrario, se trata de regular el uso y realizar una serie de ejercicios que ayuden a prevenir dolencias.
Lo recomendable es usar tacones que no superen los 3,5cm de altura
Daños importantes
Al usar tan seguido zapatos altos el cuerpo se transforma de mala manera, causando así que las articulaciones, desde el tobillo hasta la rodilla y la cadera, sufran. De igual forma, los muslos deben compensar la nueva distribución del peso contrayendo, por lo que los gemelos y los tendones se ven severamente afectados.
¡A ejercitarse!
Para los especialistas, Cano y Peña, no hay nada más terrible que acortamiento que puede ocurrir en el tendón de Aquiles, por eso, recomiendan dedicar el tiempo suficiente al estiramiento del mismo, así como para el tríceps sural –músculos de la cara extrema de la pierna- y demás articulaciones con los siguientes ejercicios:
Gemelos: Lo primero que debes hacer es pararte con los pies separados sin superar la cadera; seguidamente, levanta con delicadeza los talones del suelo. Aguanta en esa posición por al menos 20 segundos y vuelve a apoyarlos. Realiza tres series de 20 repeticiones.
Tobillos: Estira las piernas sentada en el piso y sube tus pies en un ángulo de 90°. Luego, llévalos hacia delante y hacia atrás, desde el tobillo y sin movilizar las piernas. Haz tres series de diez repeticiones con cada pie. Por otra parte, también es recomendable mover el pie de un lado a otro y, además, dibujar el abecedario con los tobillos en el aire.
Planta del pie: Para esta rutina necesitarás una servilleta. La misma, debes estar en una superficie plana. Agárrale con los dedos del pie y sujétala entre 15 y 20 segundos aproximadamente. Al hacer el procedimiento adecuadamente, lograrás soportar de mejor manera el peso que recae sobre la parte delantera de la planta a causa de los tacones. Repite tres veces con cada pie.
Estiramiento: Estira las piernas en el suelo y rodea uno de tus pies con una banda elástica –como las que se usan en el gimnasio-. Levanta el pie tirando de la banda y mantenlo arriba por 30 segundos. Si te parece un poco difícil, puedes intentar la opción que aconseja el entrenador Cano: “De pie, apoya la punta del pie en la pared manteniendo el talón apoyado en el suelo y la pierna estirada. Aguanta la posición al menos 25 segundos”. Ambos hazlos tres veces.
Relajación: Para terminar con la serie de ejercicios ejecuta lo siguiente: coloca una pelota de tenis, o cualquier otra del mismo tamaño, bajo la planta del pie y muévela en pequeños círculos, o también hacia delante y atrás por todo el largo del mismo. Esto funciona para relajar y descomprimir la fascia plantar.
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