Hace días, en una reunión del equipo de mercadeo, conversábamos sobre el reto que en las empresas de tecnología implica la contratación de personal calificado. O sea, no aparecen programadores. Es un fenómeno claramente documentado en todo el mundo. Pero ¿por qué se está dando?
Y la verdad es que es muy obvio: Estos últimos 2 años han empujado al mundo, quiéranlo o no, a una transformación digital. Toda empresa, aunque no sea fundamentalmente de tecnología, ha entendido su importancia y está contratando personal especializado para transformar la forma en que su proyecto puede acelerar su desarrollo, apoyado en tecnología.
Los que ya estaban montados sobre esta ola pudieron salir casi ilesos del caos que implicó la pandemia; a aquellos que estaban a punto de dar el paso les validó la decisión a tomar y a los incrédulos o dudosos, les demostró que no era una alternativa sino una necesidad el dar el gran paso a los brazos del internet. ERPs, CRMs, sistemas de facturación, apps, catálogos digitales, whatsapp business, pagos electrónicos, páginas web, integraciones, APIs… ya son palabras que no son extrañas.
Desde la joven que vende bisutería artesanal por whatsapp, hasta la tienda por departamentos o el supermercado en cadena: Todos entendieron que el e commerce es una necesidad. Que por tanto el delivery era la vía de expansión, y que el marketing digital era sin duda el ecosistema por excelencia para conectar con tu audiencia y que poder recibir pagos con tarjeta de crédito era la forma de subsistir.
Fue indiscutible el cambio de paradigma. Las personas que se negaban a reunirse por video-llamada no tuvieron alternativa y hoy día no hay quien los haga coger una hora de rush hour en carro. Te dicen: Mejor una reunión virtual, ¿sí?; aquellas personas que no confiaban en los servicios en la nube tuvieron que cerrar los ojos y comprender que es incluso más segura y confiable que un servidor mal puesto en una oficina. Y es que el internet y las redes sociales, en las manos correctas son un aliado para avanzar. La tecnología fue, por tanto, la única vía para mantenernos operativos, funcionales, comunicados y sobre todo unidos. Esto desde la perspectiva de negocios.
En lo personal no fue distinto. Todos tuvimos fiestas de cumpleaños, despedidas de solteras, misas y hasta bodas por zoom. Los abuelos fueron los primeros en usar whatsapp video y ahora te llaman sin preguntar primero…pero la verdad es que no importa. Se nos cambió la vida y de buena forma. Y si no pregúntenle a las mamás y papás que han podido disfrutar del teletrabajo, a los cientos de personas que trabajamos con los perritos y gatos a los pies del escritorio.
Si bien es cierto que el péndulo ya va en la otra dirección, la de retomar la presencialidad como norma nueva vez, se abrió la mente y las plataformas para habilitar múltiples posibilidades de conectarnos mejor cómo personas, como negocios, como organizaciones que generan oportunidades de trabajo, como familias, comunidades y como amigos. La tecnología nos ahorra recursos valiosos y nos permite hacer más en menos tiempo.
Sin embargo, la reflexión debe ser, ¿qué hacemos con ese tiempo? en qué lo reinvierto? ¿A qué dedico esos minutos extras de tapón que me ahorro con la llamada por Google meet?
Sigue siendo una decisión que tomamos día tras día y que debe tender a desarrollar más nuestra humanidad, obvio, apoyados en la tecnología.
La tecnología en nuestras manos está llamada a ser una herramienta que nos puede ayudar a expandir nuestra vida. Porque, de qué sirve ser el más “techy” si al final no le damos el toque humano. Al final todos somos tecnología, pues si la aplicamos de la forma correcta, habilitamos posibilidades para ayudar al mundo a ser un poco mejor.
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